Es importante entender claramente el problema, el cirujano debe intentar visualizar cuáles son las alteraciones anatómicas responsables de la deformidad. Esto se lleva a cabo mediante un examen clínico minucioso, observando la nariz en reposo desde cada ángulo y luego durante una inspiración profunda, y también observándola mientras se le solicita al paciente que efectué movimientos con la cara (hablar, sonreír, etc.).
A la evaluación visual, sigue la palpación, mediante la cual se intenta evaluar la posición, forma y movilidad de todos los componentes de la nariz y, lo que es aun más importante, determinar qué es lo que falta del soporte nasal.
La elección del momento adecuado para realizar una Rinoplastia secundaria es de fundamental importancia. No se debe efectuar ninguna operación hasta que las cicatrices resultantes de operaciones previas hayan madurado (por lo menos un año después de la última operación). Es posible efectuar correcciones menores seis meses después de una Rinoplastia, pero si hay problemas mayores lo mejor es dejar transcurrir el tiempo necesario como para que los tejidos se ablanden y mejore la irrigación sanguínea.